Lectio Divina: “El que se enaltece será humillado”
Reflexión
En
la enseñanza de este domingo vemos cómo aplicaba Jesús sus principios. Su
recomendación de no buscar los primeros sitios en las fiestas responde al
principio: “el que se ensalza a sí mismo será humillado y el que se humilla
será enaltecido”. Preguntémonos ¿De dónde sacaba Jesús estos principios?... el
Señor aprendió de sus papás y de la Escritura muchos proverbios, los cuales
pudo aplicar en su vida y le ayudaron. Pero este principio expresado en el
texto de hoy parece ser una convicción personal adquirida de su propia
experiencia. De la misa forma de ser del Señor, podemos observar que nuca peleó
por primeros lugares o privilegios. Tampoco consta que perteneciera a algún
grupo poderoso ni religioso ni político. Jesús rechazó las indagaciones que
Herodes intentaba hacer sobre su persona y en general fue tenido más bien por
amigo de publicanos y pecadores. En este punto puedo constatar que Jesús vivió
según sus principios y esto le reportó una vida más íntegra; también podemos
ver que era consciente de tener unos valores que compartir con otros para
orientar su vida. Aquí me puedo preguntar, en primer lugar, ¿qué tan consciente
soy de mis propios principios? No se trata de referirme a valores aceptados
generalmente y que yo profeso para quedar bien; podemos preguntarnos, realmente
¿cuál o cuáles son las motivaciones de mi actuar, de mis palabras y
sentimientos? La siguiente pregunta que me puedo hacer es si estas motivaciones
profundas de mi obrar concuerdan con las del Señor Jesús.
Contemplación
San
Ignacio de Loyola proponía a los ejercitantes espirituales un ejercicio de
discernimiento que involucra la imaginación, y que nos ayuda a descubrir la
verdadera o falsa bondad de nuestras elecciones. Propone que imaginemos que
hemos muerto y estamos delante del Señor, justo y misericordioso juez.
Entonces, ¿qué sentiría yo delante del Señor por haber elegido esto o haberlo
rechazado? Si siento vergüenza de haber elegido, entonces lo correcto es el
rechazo. Si siento vergüenza de haber rechazado, entonces lo correcto es haber
aceptado. Aplicándolo a mis principios o motivaciones puedo hacer el mismo
ejercicio: colocándome delante del Justo Juez, ¿este principio que guía mi
obrar me avergüenza? En caso de ser así es importante que renuncie a él. Si,
por el contrario, siento alegría y paz entonces este principio debe seguir
iluminando mi obrar.
Oración
Señor
Jesús, cuando nos hablabas de “velar y orar” a lo largo de la vida, ahora vengo
a comprender que me pides que valore los principios por los que guío mis
palabras y acciones. Muchas veces he tomado decisiones según formas de ser que
me han funcionado, que me han proporcionado éxito. Pero al mirarlas de frente a
Ti, me han causado vergüenza, tristeza. Muchas veces me ha importado más el
resultado, aunque los medios sean agresivos o no apegados a la verdad. Otras
veces he preferido estar con mis cosas que estar con mis seres queridos, siendo
que las personas son transparencia de Ti, más que las cosas. Mi buen Jesús, te
acepto como mi guía y maestro, concédeme aceptar tus principios y encontrar en
ellos la fuente de verdad y de felicidad para mí y para todos los que me
rodean. Amén
Compromiso
Una
vez que he descubierto zonas de mi persona a mejorar o aspectos a transformar
de fondo, puedo hacer un programa no mayor de un mes para atender cada aspecto.
http://bit.ly/15McCy7
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.512921915448055.1073742
Reflexión
En
la enseñanza de este domingo vemos cómo aplicaba Jesús sus principios. Su
recomendación de no buscar los primeros sitios en las fiestas responde al
principio: “el que se ensalza a sí mismo será humillado y el que se humilla
será enaltecido”. Preguntémonos ¿De dónde sacaba Jesús estos principios?... el
Señor aprendió de sus papás y de la Escritura muchos proverbios, los cuales
pudo aplicar en su vida y le ayudaron. Pero este principio expresado en el
texto de hoy parece ser una convicción personal adquirida de su propia
experiencia. De la misa forma de ser del Señor, podemos observar que nuca peleó
por primeros lugares o privilegios. Tampoco consta que perteneciera a algún
grupo poderoso ni religioso ni político. Jesús rechazó las indagaciones que
Herodes intentaba hacer sobre su persona y en general fue tenido más bien por
amigo de publicanos y pecadores. En este punto puedo constatar que Jesús vivió
según sus principios y esto le reportó una vida más íntegra; también podemos
ver que era consciente de tener unos valores que compartir con otros para
orientar su vida. Aquí me puedo preguntar, en primer lugar, ¿qué tan consciente
soy de mis propios principios? No se trata de referirme a valores aceptados
generalmente y que yo profeso para quedar bien; podemos preguntarnos, realmente
¿cuál o cuáles son las motivaciones de mi actuar, de mis palabras y
sentimientos? La siguiente pregunta que me puedo hacer es si estas motivaciones
profundas de mi obrar concuerdan con las del Señor Jesús.
Contemplación
San
Ignacio de Loyola proponía a los ejercitantes espirituales un ejercicio de
discernimiento que involucra la imaginación, y que nos ayuda a descubrir la
verdadera o falsa bondad de nuestras elecciones. Propone que imaginemos que
hemos muerto y estamos delante del Señor, justo y misericordioso juez.
Entonces, ¿qué sentiría yo delante del Señor por haber elegido esto o haberlo
rechazado? Si siento vergüenza de haber elegido, entonces lo correcto es el
rechazo. Si siento vergüenza de haber rechazado, entonces lo correcto es haber
aceptado. Aplicándolo a mis principios o motivaciones puedo hacer el mismo
ejercicio: colocándome delante del Justo Juez, ¿este principio que guía mi
obrar me avergüenza? En caso de ser así es importante que renuncie a él. Si,
por el contrario, siento alegría y paz entonces este principio debe seguir
iluminando mi obrar.
Oración
Señor
Jesús, cuando nos hablabas de “velar y orar” a lo largo de la vida, ahora vengo
a comprender que me pides que valore los principios por los que guío mis
palabras y acciones. Muchas veces he tomado decisiones según formas de ser que
me han funcionado, que me han proporcionado éxito. Pero al mirarlas de frente a
Ti, me han causado vergüenza, tristeza. Muchas veces me ha importado más el
resultado, aunque los medios sean agresivos o no apegados a la verdad. Otras
veces he preferido estar con mis cosas que estar con mis seres queridos, siendo
que las personas son transparencia de Ti, más que las cosas. Mi buen Jesús, te
acepto como mi guía y maestro, concédeme aceptar tus principios y encontrar en
ellos la fuente de verdad y de felicidad para mí y para todos los que me
rodean. Amén
Compromiso
Una
vez que he descubierto zonas de mi persona a mejorar o aspectos a transformar
de fondo, puedo hacer un programa no mayor de un mes para atender cada aspecto.
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